viernes, 7 de mayo de 2010

ENSAYO CONTEXTO COLOMBIANO - Marisol Chacón



La situación en Colombia no es muy diferente a la de México. Con este país compartimos varias costumbres, entre ellas, nuestra actitud pesimista hacia el futuro y de culpar a los dirigentes de los problemas que nosotros provocamos y no queremos ayudar a resolver.



Resulta que nuestro país tiene un gran potencial para llegar a tener un papel importante en el ámbito mundial, como por ejemplo su biodiversidad y el talento y emprendimiento de los colombianos para realizar proyectos. Pero también hay que aceptar que los colombianos somos un pueblo conformista, que se contenta con lo que tiene; que creemos que las cosas se pueden realizar por un “atajo”. Nos sentimos mejor cuando culpamos a los demás, como si nosotros no tuviéramos la culpa de nada, como si el mundo que nos rodea no fuera importante; y nos dejamos influenciar totalmente de los medios, que sólo les preocupa mantener una audiencia a base de desinformación y programas relacionados con lo peor del país, donde los protagonistas son criminales y son ‘endiosados’ y lo transmiten como héroes. Tal vez eso nos hace pensar que el camino “fácil” del tráfico de drogas o la delincuencia nos pueden ayudar a ser mejores.



Es muy común ver que para la gente, el gobierno no sirve para nada. Que cuando hay elecciones, hay desesperanza y creemos que todo seguirá igual o empeorará, que nuestro Presidente tiene la culpa de no hacernos cambiar. Más bien, la culpa es nuestra por que nosotros mismos ya creemos que no es posible un cambio, que seguiremos siendo un país pobre, etc. Nosotros somos los que elegimos a nuestros gobernantes, y desafortunadamente, somos un país sin memoria. No votamos con conciencia, sino con hambre. Vendemos nuestros votos a unos cuantos que aprovechan la situación para llenarse los bolsillos “fácilmente” de dinero. Creemos que el voto sólo sirve para la comida o el licor del momento, y no pensamos en las consecuencias a futuro. Seguimos eligiendo a las mismas personas que tienen relaciones con milicias fuera de la legalidad; o a los mismos corruptos que compran votos por unos cuantos pesos. No podemos criticar la corrupción de la clase política, cuando nosotros mismos estamos siempre buscando beneficios únicamente para quienes nos importe, en detrimento de la sociedad.



La educación cumple un papel importante para ayudarnos a cambiar de actitud y a creer que el futuro será mejor. Debemos empezar a cambiar nuestro ambiente de conformismo, de pensar que mejorar es posible sólo de forma ilegal, que la sociedad, la economía y la política no importa, que lo único que importa en el mundo es lo que nos rodea sólo a nosotros, y que nuestras vidas no van más allá de un equipo de fútbol o de una telenovela.



Si queremos ser el país con el menor índice de pobreza de América Latina, el de mayor nivel educativo del continente, ser un gran productor de energías alternativas, entre otras cosas, debemos comenzar por educar a nuestros hijos, y a nosotros mismos. Pensar que podemos ser los mejores, y que la única forma efectiva de lograr nuestras metas es por medio del esfuerzo, el trabajo duro y el apoyo a la comunidad, sin necesidad de sobrepasar los límites impuestos por la ley. Pensar que la gente que nos rodea también son personas, que el mundo no está centrado en una sola persona, sin que importe todo el resto de la humanidad. Que todos merecemos respeto por igual, pero que nosotros también debemos tratar a los demás de la misma forma en que nos gustaría ser tratados. Que la educación no es un gasto ni un privilegio ni mucho menos una elección, es una inversión y una necesidad para poder mejorar no solo nuestra calidad de vida, sino aportar al progreso de toda la sociedad.



Sólo de nosotros depende que en el 2025, Colombia sea una potencia mundial y un país decente, símbolo de progreso, o siga siendo la misma Colombia de hoy.

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